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“Usted no tendrá razón ni estará equivocado porque la multitud esté o no de acuerdo con lo que dice. Tendrá razón porque sus datos y racionamiento son correctos”.
Benjamin Granham.
La inversión es un negocio, siempre que se haga a largo plazo
Para dominar el mundo de las inversiones como un crack, al mejor estilo de Buffett y Graham, debes desarrollar la capacidad de no perder la cabeza con cada acontecimiento que suceda en el mercado, para poder hacer planeaciones a largo plazo y tener la disposición de mantener una inversión hasta que complete su valor potencial, independientemente del precio de la misma. Buscamos comprar barato y vender más caro.
Es por eso que Benjamin Graham explicó a través de su teoría del Value Investing que en el largo plazo los mercados de capitales son eficientes dado que su precio de mercado coincidirá con su valor intrínseco y así deducimos el monto real que un comprador podría ofrecer por la totalidad de una compañía. Mientras que en el corto plazo el mercado puede ser ineficiente por cualquier coyuntura y el precio no reflejará el verdadero valor de una empresa. Piensa nada más en cómo se cayeron las principales bolsas del mundo con la invasión rusa, solo una compañía como 3M estaba cotizando acciones a $167USD a inicios de febrero y al final escasamente superaba los $143USD.
Pero ¿qué es el Value Investing?
En los mercados de capitales existen distintas estrategias a la hora de invertir y una de las más relevantes (en cuanto a los rendimientos obtenidos) es la inversión en valor o Value Investing, la cual nace de los planteamientos sobre especulaciones en la bolsa.
El Value Investing se lo inventó el profesor Benjamin Graham en 1928. En esa época uno de sus alumnos destacados, Warren Buffett, aprendió tan bien el mecanismo que le sirvió para convertirse en el mejor inversionista de todos los tiempos y en el tercer hombre más rico del mundo, según la revista Forbes. La técnica consiste en aprovechar las fluctuaciones de los activos en el corto plazo para invertir pensando en la rentabilidad del tiempo, es decir comprar empresas con precios deprimidos por cualquier eventualidad y venderlas cuando el mercado se estabilice y vuelva a estipular precios acordes a su nivel de capitalización. Uno de los principios de Graham consistía en que el precio de una empresa no era lo mismo que su valor intrínseco y que era posible adquirir una acción por debajo de esa cifra para luego sacarle mucho provecho: literalmente un costo de oportunidad en el momento indicado.
Sobre esta tesis, Graham desarrolló un vasto banco de conocimiento que hasta la fecha rige la conducta de los inversionistas exitosos y que va más allá del concepto de valor intrínseco, para explicarnos ideas como la regla del 75-25 en cuanto a la diversificación de portafolios (75% acciones-25% bonos de deuda) o la recomendación de invertir en un mínimo de 10 productos y un máximo de 30.
Así mismo, Graham únicamente “le metía plata” a empresas grandes que pudieran resistir las épocas de crisis, parteras de la volatilidad en los mercados, ya que la recuperación corporativa se da en el mediano o largo plazo. Pero esta no era la única condición del profesor Graham, también estudiaba la estabilidad en los dividendos que debían ser constantes por al menos 20 años y la empresa tenía que reportar resultados positivos durante una década, mientras que el precio de la acción en el momento de la compra no debía superar más de 1,5 veces el patrimonio total de la compañía.
Apliquemos el Value Investing en la Bolsa de Valores de Colombia
Antes de empezar es necesario que seamos conscientes que la fórmula de Graham es una ecuación sencilla que tiene limitantes y no todos los activos de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC) son aptas para este modelo. No obstante, para este ejemplo utilizaremos la acción más rentable del país como lo es la de Grupo Nutresa.
Esta compañía lleva meses en negociaciones por una Oferta Pública de Adquisición que realizó el Grupo Gilinski buscando quedarse con el 27,69% de Nutresa, lo que impactó considerablemente en el mercado de valores nacional y disparó el precio de la acción hasta los $38.000, pero siendo el activo financiero más rentable del país ¿valdrá la pena meterle plata?
Veamos, la fórmula para calcular el Valor Intrínseco es EPS * (8.5 +2G), dónde EPS representa el Beneficio Por Acción (Earnings Per Share) y G (Growth) es el crecimiento anual esperado de los beneficios de la empresa durante la próxima década. Para resolver la ecuación debemos conocer las ganancias por acción esperadas (2,45%), la tasa de crecimiento (21,9%) y la rentabilidad del bono corporativo (3%) para deducir que el valor intrínseco de la acción de Nutresa se cerraría en $17.639.
Graham no invertiría en Nutresa en este momento. La puja por la adquisición por parte del Grupo Gilinski tiene a los mercados descoordinados y la inyección de capital que está por entrar en la compañía refleja un precio sobrevalorado respecto a su actualidad financiera. Adicionalmente, el hombre era muy próximo a las compañías cuyas acciones valieran menos que sus activos netos, básicamente el dinero que tienen en el banco menos todas sus deudas, no obstante hoy en día es muy complejo encontrar activos a tan bajo precio, pero como enseñanza te queda el márgen de seguridad del 25%, es decir que si el valor intrínseco de una compañía es $100 y la acción se está cotizando a $75, es el momento ideal para comprarla.